Joanne la linda
Querida Joanne, tenemos que hablar. Sé que lo que te tengo que decir no te va a gustar, pero bueno, al tú ser senadora por acumulación, yo -al igual que el resto de los puertorriqueños - soy parte de tus constituyentes.
“Si es lindo es piropo y si es feo es acoso.” Hermanaaaaa… ¿En serio? (digo, porque se supone que TODAS somos hermanas en Cristo, ¿o no?)… Tú nos tienes que estar jodiendo.
Voy a pensar que fue un desliz, que no pensaste bien antes de hablar, porque precisamente tú, que te llenas la boca y sacas la pluma para defender los intereses de las iglesias (si, con ‘i’ minúscula), no deberías ir directamente en contra de las enseñanzas del Maestro.
Por aquello de la transparencia, te aclaro mi postura ante la religión institucionalizada: No, gracias.
Soy una mujer de fe profunda y busco activamente todos los días cultivar la semilla de Dios que vive en mí y en tí. Crecí en la iglesia católica pero no soy practicante desde mi adolescencia, tengo demasiados conflictos dogmáticos e institucionales para poder serlo. Pero me tuve que chupar 12 años de instrucción religiosa y ¿sabes qué? Presté atención.
Por eso me extraña tanto tu comentario, al tú ser abogada, ya que no tan solo atenta contra el Artículo II, Sección 8 de nuestra constitución donde se establece que, y cito, “Toda persona tiene derecho a protección de ley contra ataques abusivos a su honra” sino que le da la espalda a uno de los principios fundamentales del cristianismo: la obligación a defender al débil y al inocente.
Y ese era exactamente el propósito de esta ley contra el acoso callejero; proteger al indefenso. Entonces vienes tú con el ‘victim blaming’ encendío y sales con un blablablá que no es otra cosa que acusarlas de puta. Me hace pensar que tú también eres de las que preguntan ‘¿y cómo estaba vestida?’ cuando discuten una violación y después rematan con ‘quién la manda a no estar en su casa a esa hora’.
Entre mis lecturas pandémicas llegó a mis manos una joya, ‘Dance of the Dissident Daughter’ por Sue Monk Kidd. En el libro, la autora describe su proceso para liberarse de los límites impuestos por el patriarcado religioso e internalizados en su subconsciente tan profundamente que no podía ni verlos. Ella postula que con frecuencia las mujeres que logran algo de éxito dentro de las estructuras jerárquicas a pesar de la misoginia y el discrimen institucional, son las mismas que luego las defienden a capa y espada, así olvidándose de su género y convirtiéndose en el mas fundamentalista entre los patriarcas.
¿Te suena familiar?
Bueno, si no, te lo explico en arroz y habichuelas: mujeres como tú, que lograste hacerte un huequito entre los macharranes de iglesia y estado, en vez de luchar solidariamente por la igualdad, tienden a convertirse en mas macharranas que los que nacieron con pene y piensan que exhibir algo de empatía con las de su mismo género las hace menos machas. Algo así como ‘penis envy’.
Querida Joanne Rodríguez Veve, yo no sé si tú creciste en una burbuja de privilegio y nunca tuviste que montarte en una guagua fuleteá y que un viejo verde te dijera cuatro barrabasadas al oído mientras te agarraba una nalga. Quizás a ti tu abuela no te mandó al colmado de la esquina y que los tres borrachones que bebían cerveza a las diez de la mañana te recibieran con la descripción gráfica de todo lo que te iban a hacer si te cogían sola en una esquina.
Pero hay muchas que sí, que pasan por eso día tras día. La ley es para ellas. Para poder exigirle al policía que ponga su idiosincrasia propia a un lado y las defienda. Para exigirle un cese y desista al acosador mas allá de un tímido ‘déjame quieta’.
Yo soy fiel defensora de la separación de Estado e Iglesia. Para mi la ética y el civismo deben ser las columnas que sostienen nuestra sociedad. Me es inconcebible citar la biblia como argumento válido para legislar, pero por aquello de tratar de hablarte en tu mismo idioma, en vez de despedirme con mis 2¢, te dejo unos cuantos versículos a ver si te ubicas:
“Abre tu boca por los mudos, por los derechos de todos los desdichados. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado.” Proverbios 31:8-9
“Haga él justicia a los afligidos del pueblo, salve a los hijos de los pobres, y aplaste al opresor” Salmos 72:4
“Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda.” Isaías 1:17