Nací en Puerto Rico. Aunque he pasado temporadas fuera de la isla, siempre he vivido aquí.

Pero como nos pasa a muchos cuando la vida se pone intensa entre trabajo, hijos, pareja, padres y cuanto embeleco aparece en el camino, por mucho tiempo no le hice mucho caso a lo que estaba pasando en nuestra islita amada.

Era mucho más fácil mirar pa’l techo e ignorar la crisis que enfrentarla y tener que tomar posturas, o peor aún, acción.

Este blog es mi manera de reconectar con el quehacer político, social y cultural boricua.

Me gusta observar la vida y analizar la gente.

No tengo credenciales académicos más allá de un diploma en diseño de la YUPI y otro en ingeniería civil de la Politécnica. A la hora de la verdad, ninguno aporta mucho a las musarañas kilométricas que escribo.

No me he educado formalmente en los escritos de los grandes pensadores, pero pa’ mi que tengo bastante sentido común y he corrido más que un chavito prieto; eso cuenta.

Me paso en la cocina y sé de buena tinta que en ellas es donde se dan las mejores tertulias y casi todos los ‘laif cheinyin convelsaichons’.

Además, ahí es donde está la comida.

Ya habiendo cumplido los cincuenta hace par de años, yo ya no estoy pa’ impresionar a nadie ni andar ‘apoloyaicin’ por mi estilo de vida. Soy una mujer de clase media. Ni alardeo ni pido perdón por ello.

Mientras se pueda y no le haga daño a nadie, solo hago lo que me gusta y me venga en gana.

Bebo champán del caro si me invitan, pero soy media maceta pa’ estar comprándolo pa’l dia a día, porque la vida en el trópico está difícil de tragar cuando uno está sobrio.

También bebo ron de caneca barata si es lo que hay. Soy una ‘icual opoltuniti drinquer’

Pero soy feliz con mi vinito barato. Nunca olviden que la gente feliz jode menos.