No se fueron pa’ vivir con aire
Buenos días Joanne, te escribo estas líneas desde el norte del norte, en Maine, donde rara vez hace falta aire acondicionado. La calefacción son otros $20, pero eso no viene al caso.
Estoy visitando a mi hija y su familia. Mis nietos nacieron aquí.
¿Cómo llegó mi hija hasta estas latitudes? Fue por amor, no por vivir con aire acondicionado central.
¿Por qué no tiraron una peseta al aire para decidir si vivían en PR o en ME? Fácil: para su ahora esposo en la isla no había oportunidades de trabajo en su campo especializado. Cero.
Tengo tres hermanas, dos viven en Texas. Aunque también salieron de la isla enamoradas, sus circunstancias cambiaron. ¿Por qué ellas se quedaron por los esteits? Pues porque donde estaban tienen trabajos con los que pueden sobrevivir independientemente.
Déjame masticártelo: Una maestra y una terapista pueden costear el vivir modestamente solas, incluyendo pagar sin mayores problemas el aire central. Digo, porque pa’ que sepas, aquí en el estadity de verdá, si eres profesional no tienes que vender un riñón para poder tener el aire prendido.
En la isla ellas estarían viviendo en casa de mami y durmiendo con abanico. Solo así les sobraría para pagar carro y dar una salidita chévere de vez en cuando.
Tengo varias amigas de high school, universidad y trabajo que también la enfilaron pal norte. No fue por irse a vivir con aire acondicionado central, fue con el corazón roto y lágrimas en los ojos buscando servicios básicos para sus hijos con necesidades especiales o prácticamente obligadas por sus patronos.
No había de otra. Eso no las hace menos puertorriqueñas.
Ahora ellas tienen el problemazo de bregar con padres viejos, viviendo solos aunque ya prácticamente no se pueden valer por si mismos, pero que rehusan mudarse lejos de su amada isla, aunque en su casita vivan sin aire.
Déjame decirte por si no te has enterado: la mayor parte de la gente que se va de la isla no lo hace porque sí, por la comodidad de vivir con aire central, lo hace porque no les queda más remedio.
Se van porque no hay trabajo en su campo, porque aunque pudieran trabajar híbrido/remoto las pobres y onerosas conexiones aéreas lo hacen cuesta arriba, porque en muchos sitios no hay internet ni agua sin electricidad.
Y esa electricidad es la que no tenemos.
Aunque los puertorriqueños en la diáspora no tengan ya el derecho a votar en la isla, tampoco hace que sus voces no merezcan ser escuchadas. Aquí todavía viven sus padres, hermanos y compadres. Aquí es a donde sueñan algún día regresar.
A todos los que se han ido sin querer les importa lo que pasa en Puerto Rico. Les importa mucho.
Tú dices que no les hagamos caso a los que se fueron de la isla buscando vivir con aire central. Yo te digo primero que escuchamos las voces que nos salgan del forro y segundo que no conozco a nadie que se haya ido de la isla solo pa’ vivir refrigerado.
Joanne Rodríguez Veve Te dejo con mis 2¢: Nuestra diáspora no está en el exilio político, está en el económico. Si pudieran sobrevivir y cubrir sus necesidades en la isla estarían aquí, aún sudando la gota gorda.
Dudo mucho que tú estés pasando el calor hijoeputa que la mayoría del pueblo pasa porque la gente que ha pasado antes por el escaño que ahora tú ocupas, no ha hecho un carajo para hacerle la vida más fácil a sus constituyentes.
Hablar del aire central como si fuera algo de que avergonzarse, como si vivir con calor fuese una medalla de orgullo y símbolo de la puñetera resilencia de la ya que estamos hartos, cuando tú tienes luz pa’ pasarte blower y fresco pa’ maquillarte sin que te bajen las gotas de sudor es cinismo a nivel Mari Antonieta la del Rey Sol.
Vete al carajo.
Aunque allí también se pasa calor, quizás tengas más posibilidades que en Pe Erre de que haya luz pa’ poder prender el aire un ratito.