Esperando ELAnillo
Parte de mi trabajo de vida -ese que va hacia adentro y cuya única remuneración es crecer- es desanudar los lazos de la co-dependencia.
Me hice consciente de esto cuando leí que una relación pacífica, armoniosa y hasta amorosa puede estar tan enredada y ser tan limitante como una abiertamente tóxica.
¡Uff! Para mi eso fue uno de esos ‘Ah-Ha! Moments’ de Oprah que te iluminan el bombillo y una vez ocurren nunca vuelves a ser la misma persona.
Es quizás por eso que cuando leo a la gente rogando por la estadidad ante la indiferencia obvia del congreso, se me aprietan los botones y se me levantan todas las banderas rojas.
¡Quiéreme como yo te quiero! ¡Cásate conmigo para que me demuestres tu amor! ¡Yo te voy a conquistar! ¡Te haré feliz! ¡Pégamelos pero no me dejes!…Y todo ese libreto co-dependiente que sabemos de memoria. ¿Quién no ha estado en esas?
Esta relación con los del norte es como las ‘queridas’ antes, aquellas que esperaban que el ‘señor’ se casara con ellas cuando se quedara viudo. ¡Ajá! Todos menos ellas sabían que eso no iba a pasar. Never ever.
Para la amante oficializada hay solo dos opciones: o se tiene que conformar y hasta estar ‘agradecida’ con que la mantengan y le tengan una ‘casa chiquita’ porque jamás entrará a la ‘casa grande’ por la puerta ancha y legitimizada como ‘señora’, o tendrá que ponerle fin a la relación y resolver su vida estando en soltería.
No hay mas ná. O te sometes a la voluntad del señor y vives ante la incertidumbre del amancebamiento o aprietas el culo y trabajas para ganarte la vida con la dignidad que te sea posible.
Igualito que nosotros con los Estados Unidos. ¿Cómo es que esto no es obvio para todo el mundo?
Ahora viene lo del ‘ruling’ del caso Vaello-Madero y nos han metido el dedo en la llaga hasta llegar al hígado. Llevamos más de un siglo esperando por el novio y ahora nos vuelve a decir que no se va a casar con nosotros. Esta vez por escrito.
El resumen: Vaello recibía seguro social suplementario (o sea, en ADICIÓN al regular) y se muda de niuyol pa’cá. Los federales le dicen, ‘no papito, no, devuélvenos el diferencial porque esa ñapa por incapacidad no le toca a los isleños’. Vaello demanda y comienza un sainete que llega al Supremo donde tienen que desempolvar hasta los tan menta’os Casos Insulares.
El Supremo emite una opinión con nada mas y nada menos de 8-1 (pa’ que no puedan después decir que los demócratas están a favor de la estadidad) diciendo que como los puertorriqueños no tenemos todas las obligaciones que se le imponen al resto de los ciudadanos de los estados, el gobierno tampoco está obligado a ofrecernos los mismos los derechos. Punto y se acabó.
Ciudadanos de segunda clase; por escrito.
Después de esto nos tiene que quedar meridianamente claro que el ‘estadity’ no va a llegar por la vía judicial. Solo quedaría apelar a la rama ejecutiva.
Pero aún con un presidente demócrata, con senado y cámara de su mismo partido, a los seis fotutos delegados congresionales le han dejado saber ‘in so many words’ que tampoco hay voluntad política.
No se vistan que no van. Confórmense con ser Second Class Citizens… es más, agradézcanlo.
A Vaello y a más de 350,000 boricuas como él, le hubiese tocado $411 mensuales del SS suplementario en vez de los $58 que recibe actualmente. Ujum. Ehhh…¿Biden & Co se acaban de gastar cuántos billones en Ucrania? Pero para nuestros viejos pobres y personas discapacitadas, ni un grano más de su maíz.
Los dejo con mis 2¢: En esta bendita isla venimos enganchados a la codependencia desde antes del Tratado de París. ¿Hasta cuándo?
Nos acaban de decir que no nos quieren pero nosotros seguimos pega’os en que ‘vamos a luchar por la relación’. Eso no funciona. El novio no se va a casar con nosotros. Time to wake up.
Creo que lo menos que debemos hacer es recoger a los fotutos cabilderos por el estadity y ahorrarnos esos chavos. Pa’ mi que se cae de la mata.
Después tendremos que aceptar colectivamente la realidad de que la estadidad no va a llegar, que el ELA como está no funciona y que solo nos queda apretar el culo y ponernos a trabajar para tener un futuro por cuenta propia.
Igualito que tantas mujeres que se quedaron con el traje de novia enganchado en el clóset y tuvieron que echar pa’lante solas.
Es hora.